«El negro» generaba serena empatía, siempre dispuesto a escuchar y gestionar.
Tenía 85 años sostenidos con abundante participación en el mundo cultural rosarino que lo vio llegar desde su Chubut natal (Esquel) desde donde arribó a los 10 años. Su protagonismo fue vasto y fecundo. Escritor, productor, periodista, historiador pero sobre todo POETA, como gustaba definirse. Fue referente destacado de la política cultural de la ciudad entre 1984 y 1989 y desde 2003, dirigió el Centro cultural Roberto Fontanarrosa. Con una larguísima lista de libros publicados nos dejó una marca para siempre, que seguramente será revalorizada por las generaciones venideras. Codirigió junto a Aldo Oliva y Romeo Medina la revista El arremangado brazo. Sus escritos sobre LA FORESTAL, puso en valor un trazo de historia que nos permite entender un hecho que aún trasciende. Junto a su hermano Atilio (fallecido dos años atrás) compartió diversas actividades en esta ciudad que los adoptó y los integró amorosamente.
