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Medios y legitimidad

Escribe Lic Mario Nieto

El brillante comunicador, sociólogo y docente belga, Armand Mattelart, quien paseó su formidable intelecto no solo por su país, sino también por Francia y Chile, manifestó en una de sus conferencias que generosamente ofrecía en distintos lugares del mundo que «el rol de los medios de comunicación, es legitimar el poder».

Juro que esa idea rondó por mi cabeza desde que cursaba la carrera de Licenciatura en Ciencias de la Información en Córdoba y esa sensación no se fue por muchos años; al respecto debo decir que ya de profesional y ejerciendo las treas que me son propias, confirmé y reconfirmé en el análisis práctico, la certeza de aquella aseveración. Tuve que apaciguar la formación ética, técnica y humana que tan celosamente me confirieron mis queridos docentes, pero la realidad sobre el particular, resultó con el tiempo, innegable.

—El caso argentino/Milei—

Sin un perfil definido, aunque gusta decirse «libertario», Javier Milei aparece en la escena política con un lenguaje agresivo, proponiendo reducir el Estado, tal como pontificaba el anarquista Pierre-Joseph Proudhon, nacido en 1809; aunque a diferencia de éste, privilegia la propiedad privada y es que aquellos teóricos como Prohudón, Mijaíl Bakunin o Alexander Berkman fundaban su postura asentánse en la responsabilidad que debe conllevar la libertad, Javier quiere que se ordenen bajo las «reglas del mercado». El presidente electo, toma una configuración de econometrista (que usa modelos estadísticos y matemáticos para desarrollar teorías o probar hipótesis existentes en economía) y castiga, pega, insulta y descalifica a sus oponenentes de un modo grosero y descalificador; sin embargo la prensa está allí, para «traducir» o disimular vulgaridades; también los comunicadores lavaron los terribles ataques y acusaciones a sus ocasionales y aprovechados aliados que lo apoyaron en el balotaje. Las contradicciones de sus promesas de campañas como la dolarización, la exclusión de la «casta» política, el pago del costo de los problemas por parte de los aprovechados, se disuelven a una velocidad incréble y…claro, ahí esta «el rol de los medios» según Mattelart. Si dice una mala palabra, silencio, si promete algo que no puede cumplir..paciencia, si cambia candidatos «seguros» a cargos, los puede dejar pedaleando tranquilamente en el aire; si él o su equipo callan, se hacen los misteriosos, desprecian a los cronistas..no hay problema, en los periódicos, papel digital o noticieros todo parece normal y en cambio se venden salidas geniales o se agigantan los brillos de las sesudas declaraciones de miembros de su posible gabinete. Somos humanos, como sociedad necesitamos creer, tener esperanzas; pero no hay espacio ni tiempos extendidos, las supuestas decisiones del mediano y largo plazo, no valen nada para los pobres que dejó la administración anterior, el parangón con etapas y parecidos a otros modelos y países que se pintan, no son válidos porque no se puede ignorar la propia identidad y no es cierto que recorreremos el mismo camino que ya otros pueblos lo hicieron. No todo está perdido sin embargo, con el auxilio académico de Anthony Giddens, podemos colegir que los medios y la modernidad contribuyen a conformar la identidad del Yo, quien debe adaptarse a las normas que su responsabilidad exige. Como reflexión final, debe recordarse que Legalidad y Legitimidad, difieren grandemente. Se puede ganar o perder legitimidad si se cumple con las aspiraciones de la mayoría, auque se tenga el cupo de legalidad requerido.

Armand Mattelart (1936), nacido en Bélgica, estudió Leyes y Sociología en las Universidades de Lovaina y París. Enseñó en la Universidad de Chile desde septiembre de 1962 hasta el golpe de Estado de Pinochet.

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